La desvinculación del goleador antioqueño del onceno cafetero ha provocado todo tipo de críticas para el futbolista por haberse marchado en silencio y sin terminar el torneo. Pero hay otra parte de la historia que los periodistas estamos llamados a revelar y por eso hay que consultar la otra cara de la moneda
El
director ejecutivo de Acolfutpro, Carlos González Puche, dijo que Juan Fernando Caicedo estaba defendiendo sus derechos, y que daba por terminado el contrato apoyado en la ley laboral de este país.
En cuanto a los ingresos del jugador por concepto de salarios señaló: “En el caso de Juan Fernando, recibe un millón doscientos mil pesos de salario mensual, y en
calidad de bonificación un millón seiscientos mil pesos; de esta manera se burla la ley porque no se cumple con las obligaciones del empleador en cuanto a las prestaciones y cotización para la pensión”, señaló el dirigente de la agremiación; y agregó que “en este país varios equipos han sido sancionados por esta situación”; además aseveró que a Caicedo aún le adeudan la prima de junio de 2012 y los intereses de las cesantías.
Quienes hacemos el seguimiento al
Deportes Quindío en calidad de periodistas nos enfrentamos a situaciones muy complejas, todo por la falta de información de sus dirigentes, quienes muchas veces son selectivos para atender a los medios.
Quien escribe estas líneas ha tenido que recurrir a la herramienta constitucional de un derecho de petición ante Coldeportes para conocer la realidad jurídica del equipo
profesional de Armenia.
Y aparece la pregunta sobre la conformación del equipo: ¿por qué prefieren trabajar con jugadores juveniles? No solo porque cuentan con una escuela de formación en Cali y un equipo de segunda división en Popayán.
¿Un jugador reconocido y con experiencia aceptaría las condiciones contractuales en las que trabajan la mayoría de integrantes del Deportes Quindío?
Lo expresado por González Puche llama la atención, porque estos jóvenes valores se someten a ese tipo de contratos para tener la oportunidad de hacer su estreno profesional pero llega un momento en el que crecen su rendimiento y sus pretensiones y prefieren marcharse.
Debemos tener en cuenta que regularmente los refuerzos del equipo son jugadores veteranos cerca del retiro y llegan cuando el torneo está en desarrollo.
Antes de Juan Caicedo se marcharon Hanyer Mosquera y Óscar Murillo, quienes se revelaron frente a las condiciones laborales en el Quindío. Alejandro Otero y Fabio Rodríguez no aceptaron el incremento salarial este año y no renovaron el contrato. Rodríguez está jugando en Itagüí y Otero será jugador libre en diciembre. ¿Cuántos valores jóvenes que actúan en el Deportes Quindío podrían estar con las intenciones de marcharse al igual que Caicedo?
González Puche reconoció que algunos de ellos están en consultas con Acolfutpro. Todo lo anterior se ve reflejado en la irregularidad del onceno milagroso en cada torneo, y en el clamor nunca escuchado de la hinchada por un mejor equipo.
Nos confesó González Puche que Deportes Quindío recibe 200 millones de pesos mensuales por derechos de televisión y que el valor de la nómina actual de los cafeteros no asciende a 100 millones de pesos al mes.
¿Por qué Deportes Quindío no tiene patrocinio en la camiseta y apenas 2.000 hinchas en el Centenario?