Pues tanto así, que antes nombraban a Leszli Kalli, la que hizo esa denuncia, de viceconsul en Miami, cargo del cual salió el año pasado de las greñas.
En entrevista con SEMANA, la funcionaria aseguró que viene siendo víctima de “persecución” y que le pusieron una “falsa denuncia” en su contra por la pérdida de cuatro pasaportes.
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Kalli tampoco tenía experiencia para el cargo. Ella solo tiene como mérito haber sido secuestrada por el ELN en 1999, estudiar diseño gráfico en Canadá, emberingarse en Soho para decirle a Alejandro Ordoñez que respetara a los toros y lagartearle un puesto en la alcaldía a Petro con el tema de los animales, cargo del cual salió chonteada porque se ganó de enemiga a Verónica Alcocer.
El diccionario define fiasco como el “resultado adverso en una cosa que se esperaba sucediese bien”.
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Gracias a la enemistad con Alcocer, ahora primera dama, también la sacaron chonteada de Atlanta, donde se quería quedar, aunque lleva como 7 años hablando mal de Petro y lagarteandole al uribismo puestos en Santander, debido a lo cual se quemó cuando se lanzó al senado.
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Lo dije antes y lo vuelvo a decir: Si el uribestia se aguantó estas cosas antes, ahora que las hace Petro lo que debe hacer es agachar la cabeza y quedarse callado. A ellos no les duele que Petro haga eso, sino que ahora no les dejan hacer lo mismo. Reconozco que voté precisamente por eso, para ver como salía gente como Kalli a llorar por lo que antes les era paisaje. Igual, Petro lleva 30 años haciendo política y lo raro es que no saliera con raras (además que esos consulados son moneda de cambio para pagar favores políticos). Pero si el uribestia quiere posar de gran opositor de Petro, y ganar puntos con el país, debería de demandar el acto administrativo ante el Tribunal Administrativo de Bogotá, y sentar un precedente para que ni ellos mismos vuelvan a nombrar a cualquiera en esos cargos.
Además, si sirve de consuelo, a la doña que nombraron en el Vaticano no se le pagan viáticos porque ya vive en Italia, así que hay un ahorro importante. En cambio, que la pachamamerta arrepentida de Kalli nos cuente de cuánto fueron esos viáticos cuando fue vicecónsul en Atlanta y cuáles eran sus credenciales, ya que tanto se lamenta porque nombraron a una señora cuyo mérito es llevar siete años viviendo allá.